Siempre es gratificante leer obras de nuevos autores, más aún si se trata de poesía en un mundillo en el que la novela sigue ocupando los puestos más relevantes de las estanterías mundiales. En este pequeño remanso metafórico en el que esperamos todos los amantes de la poesía, nos hemos encontrado con una grata sorpresa. Se trata del primer poemario del artista navarro Íñigo Pimoulier y su obra "Disturbios en la azotea", de la editorial La Equilibrista. Una obra íntima y personal que sin embargo se anuda verso a verso en la memoria colectiva y nos narra con un estilo sencillo y directo a cada uno de nuestros recuerdos. Noches de encuentros y olvidos anacrónicos, miedos ocultos y tan universales como la muerte o el desamor. A ratos coloquial y escrito con sus propias vísceras explica el sufrimiento de cualquier alma poética ante la realidad cotidiana, la necesidad de buscar un espacio fuera de ella que nos resulte más fácil de digerir: ¿Sientes la náusea que la ...