Un niño que vivía en el rancho de su madre, fue separado de su "mama"
para llevarlo al pueblo, a casa de sus tías, donde debía estudiar. Su
protector, el rico don Fabio Cáceres, lo invita de vez en cuando a su
estancia' y lo mima un poco.
Durante tres años permanece en la escuela; luego, sus tías lo sacan de ahí y comienzan a usarlo como mandadero. El niño pasa el resto del tiempo en el río pescando bagres que luego cambia en la pulpería por golosinas o cigarrillos. Ya adolescente, frecuenta las cantinas del pueblo. Sin embargo, llega un día cuando el poblado ya no tiene secretos para él y se aburre; sólo espera una oportunidad para abandonar todo e irse de allí.
Una noche, al regreso de la pesca, se topa con un forastero: "Inmóvil, miré alejarse, extrañamente agrandada contra el horizonte luminoso, aquella silueta de caballo y jinete. Me pareció haber visto un fantasma, una sombra, algo que pasa y es más una idea que un ser; algo que me atraía con la fuerza de un remanso, cuya hondura sorbe la corriente del río."
Don Segundo, una leyenda andante, ha vuelto al pueblo y tiene oportunidad de demostrar su valentía.
Es don Segundo un hombre solitario, lleno de experiencia y sabiduría popular, además de un experto domador de yeguas y caballos. El muchacho lleva junto a él una existencia nómada y, entre tanto, aprende a vivir y trabajar en el campo, guiado por aquel gaucho que se transforma en su padrino y maestro, querido y admirado por el joven. En cada pueblo pasan unos días. Así, entre bailes, peleas de gallos, competencias de reseros y las historias que le cuenta don Segundo, transcurre la etapa más feliz de su vida.
Esta novela de Güiraldes es, sin duda, la primera obra de carácter universal producida por la literatura gauchesca argentina. Don Segundo Sombra traspone las fronteras de la pampa para mostrarnos los valores del gaucho, cuya idealización es uno de los elementos más sobresalientes de la obra. La descripción de las virtudes de los reseros, de la hombría y la sencillez de su existencia, presentada en una prosa excelente, la convierten en un clásico dentro de la literatura regionalista del continente americano. Además, Don Segundo Sombra es un canto de despedida a la legendaria figura del gaucho nómada y libre, más íntegro y genuino que sus perseguidores.
Ya en la dedicatoria "Al gaucho que llevo en mí, sacramente, como la custodia lleva la hostia", se advierte el afán idealizador que llena todo el relato. Domina la totalidad del libro la figura de don Segundo Sombra, gaucho por antonomasia, peón, resero y domador.
Durante tres años permanece en la escuela; luego, sus tías lo sacan de ahí y comienzan a usarlo como mandadero. El niño pasa el resto del tiempo en el río pescando bagres que luego cambia en la pulpería por golosinas o cigarrillos. Ya adolescente, frecuenta las cantinas del pueblo. Sin embargo, llega un día cuando el poblado ya no tiene secretos para él y se aburre; sólo espera una oportunidad para abandonar todo e irse de allí.
Una noche, al regreso de la pesca, se topa con un forastero: "Inmóvil, miré alejarse, extrañamente agrandada contra el horizonte luminoso, aquella silueta de caballo y jinete. Me pareció haber visto un fantasma, una sombra, algo que pasa y es más una idea que un ser; algo que me atraía con la fuerza de un remanso, cuya hondura sorbe la corriente del río."
Don Segundo, una leyenda andante, ha vuelto al pueblo y tiene oportunidad de demostrar su valentía.
Es don Segundo un hombre solitario, lleno de experiencia y sabiduría popular, además de un experto domador de yeguas y caballos. El muchacho lleva junto a él una existencia nómada y, entre tanto, aprende a vivir y trabajar en el campo, guiado por aquel gaucho que se transforma en su padrino y maestro, querido y admirado por el joven. En cada pueblo pasan unos días. Así, entre bailes, peleas de gallos, competencias de reseros y las historias que le cuenta don Segundo, transcurre la etapa más feliz de su vida.
Esta novela de Güiraldes es, sin duda, la primera obra de carácter universal producida por la literatura gauchesca argentina. Don Segundo Sombra traspone las fronteras de la pampa para mostrarnos los valores del gaucho, cuya idealización es uno de los elementos más sobresalientes de la obra. La descripción de las virtudes de los reseros, de la hombría y la sencillez de su existencia, presentada en una prosa excelente, la convierten en un clásico dentro de la literatura regionalista del continente americano. Además, Don Segundo Sombra es un canto de despedida a la legendaria figura del gaucho nómada y libre, más íntegro y genuino que sus perseguidores.
Ya en la dedicatoria "Al gaucho que llevo en mí, sacramente, como la custodia lleva la hostia", se advierte el afán idealizador que llena todo el relato. Domina la totalidad del libro la figura de don Segundo Sombra, gaucho por antonomasia, peón, resero y domador.
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