Hijo de unos taberneros de pueblo, llega a París sin un centavo después de cumplir con su servicio militar en África.
Protegido por su antiguo compañero Forestier, escribe unas crónicas y logra entrar como reportero auxiliar en La vida francesa, periódico propiedad del judío Walter, en el que su amigo Forestier ha llegado a jefe merced a la ayuda de su esposa Magdalena, mujer inteligente y bella que escribe por él.
Jorge Duroy se hace amante de Clotilde de Marelle, la cual, en el transcurso de la obra y a través de todas las vicisitudes, siempre le demuestra su amor ayudándolo incluso pecuniariamente.
Muerto, Forestier, Jorge se casa con Magdalena a pesar de la dudosa conducta de ella, especialmente en lo que concierne a su amistad con el conocido conde de Vaudrec.
Magdalena "protege" a su nuevo marido de la misma manera que hacía con el anterior, y "colabora" con él en la obtención de noticias políticas y redacción de artículos periodísticos.
Con tan eficaz ayuda, Duroy pronto ocupa el puesto que su amigo desempeñaba en el periódico y, entre otros actos de desaprensión, tiene el cinismo de compartir con su mujer la cuantiosa herencia que deja a ésta el conde de Vaudrec.
En esta novela, amena y realista, viven también otros personajes admirablemente delineados.
Maupassant considera que el valor fundamental de la literatura no es sólo la expresión de sentimientos y de ideas, sino también la búsqueda artística de la verdad en la realidad ambiental, de ahí su estilo sobrio y fuerte mediante el cual, sin pasión, describe con minuciosidad la vida social e íntima de sus contemporáneos, con sus problemas y luchas interiores.
Sin sostener principios estéticos ni morales, el autor, —considerado el último naturalista—, se preciaba de no emplear la imaginación en sus obras y por el contrario realizarlas describiendo sólo lo que había observado.
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